La “noticia” había corrido como reguero de pólvora por las redes sociales, y aseguraba que el comerciante había sido detenido.
Las redes sociales amanecieron ayer con un nuevo “escándalo” que tenía, otra vez, para variar, al vicepresidente como protagonista estelar.
Esta vez “la noticia” fue escrita por un periodista de Rocha en las redes sociales. Y la verdad (hay que reconocerlo), que tal como estaba narrada resultaba atrapante.
Juanjo Pereyra le puso un título atractivo: “Escándalo en Rocha”, pero lo mejor estaba en el texto.
“Raúl Sendic fue expulsado ayer (sábado 27 de febrero) por el propietario de un conocido restaurante de La Paloma. Cuando el vicepresidente se aprestaba a almorzar con su familia, el dueño de Pionono (en realidad es Piononno) le dijo que se retirara porque allí `no se admiten ladrones`”, decía el sabroso contenido de la noticia.
Pero todavía había más. Según el periodista, el hecho no terminó allí y se ponía más grave todavía, porque el propietario del restaurante había sido detenido y “aún estaba demorado hasta las 22,45 del domingo 28 de febrero”.
“Recontraretwiteada”
Por supuesto que “la noticia” corrió como reguero de pólvora en las redes y los comentarios subían de tono minuto a minuto. La “recontraretwiteada” información durante toda la tarde de ayer, reapareció en cientos de cuentas de facebook, Twitter, etc. etc.
Lo que no duró fue su credibilidad, que se diluyó en lo que dura un fósforo encendido en una tormenta de viento.
Bastó una llamada a la jefatura local y otra al propio propietario del restaurante para que el castillo de naipes se desmoronara en un instante, aunque sin el mismo estrépito que había generado la noticia.
Juan Pablo Rodríguez, propietario del restaurante Piononno atendió la llamada de LA REPÚBLICA. Y aclaró: Nunca estuvo detenido. Nunca recibió a Sendic. Ni el sábado ni ningún día de enero ni ningún otro día. Es más, no lo conoce. ¿Y si entrara el próximo mediodía a su restaurante como reaccionaría?, le preguntamos. “Sería muy bien recibido. Como lo sería Luis Lacalle Pou o cualquier otro político”, respondió.
“Lo único bueno de todo esto es que me llamaron de todos lados y le hicieron publicidad a mi local. No sé por qué el nombre de mi restaurante apareció mencionado. No lo sé, ni lo quiero saber. Para mí se terminó acá”.
Pero el asunto no se detuvo ahí. El periodista rochense insistió con su versión. Pero con algunas breves aclaraciones. Dijo que no ocurrió el 27 de febrero, sino en los primeros días de enero. Que nunca hubo nadie detenido. Y que nunca se pronunció la palabra “ladrón”.
Sin embargo, ratificó que el vicepresidente de la República “fue invitado a no estar en el restaurante”.
“Fuentes”
Contó además que el propietario del restaurante le escribió diciéndole: “Juanjo, me llamaron de Presidencia de la República, que no dé notas ni haga nada. Si tú ya aclaraste en el Facebook, dejémoslo así y que pase rápido”.
Atribuyó su relato a “fuentes” que “dijeron, se desdijeron después y se contradijeron” y aseguró que “no son cualquier fuente”, sino “personas muy vinculadas al ámbito periodístico y político”.
Lo cierto es que la supuesta primicia que por la mañana, otra vez ponía a Raúl Sendic en el ojo de la tormenta, acabó desvaneciéndose con el día, cuando el propietario de Piononno aclaró que ni siquiera conocía al vicepresidente de la República.
Lo que La Paloma Diario Digital sabe:
Por Jony Casella
El Domingo un amigo nos envió la información, una vez que tomamos contacto con la misma, nos contactamos en primera instancia con fuentes policiales, quienes nos manifestaron que no se había originado ningún incidente, ni había ninguna persona detenida por dicho tema.
Tras esa conversación tomamos contacto con Juan Pablo Rodríguez, quien nos manifestó que nada de lo dicho era cierto, que él había escuchado en Enero dicho rumor, pero que nunca había sucedido tal episodio en su local comercial.
Razón por lo cuál no le dimos trascendencia al episodio, pero debido a la viralidad que el mismo tuvo en las últimas horas y la llegada a algunos medios capitalinos nos vemos en la obligación de dar las versiones a las cuales accedimos sobre el tema.
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